viernes, 9 de marzo de 2018

Noticia saludable

¿Sabemos lo que comemos?


 Tras el escándalo de la carne de caballo etiquetada como vacuno, en 2013, la UE ha creado una red para detectar fraudes alimentarios, ha endurecido los controles y ha mejorado el etiquetado.
Las asociaciones de consumidores reclaman que no se baje la guardia y piden más información sobre los productos.
En enero de 2013, en Irlanda  cuatro grandes cadenas de supermercados retiraron de sus estanterías y de las de Reino Unido hamburguesas congeladas etiquetadas como de vacuno tras descubrir en ellas ADN de caballo. Tras extenderse los análisis al resto de países europeos, pronto quedó de manifiesto la magnitud de ese fraude alimentario, que provocó una caída en picado en las ventas de los productos que contenían carne picada y minó la confianza de los consumidores hacia los controles sanitarios en el sector de alimentación europeo.
 Esta crisis, que afectó a una veintena de países entre ellos España se agudizó cuando las autoridades británicas detectaron la presencia de fenilbutazona, un analgésico prohibido en la cadena alimentaria, en caballos sacrificados en mataderos. Los países miembros llevaron a cabo miles de pruebas tanto para detectar este fármaco (que revelaron que un 0,5% de las muestras estaba contaminada), como análisis de productos cárnicos destinados al consumo para comprobar la veracidad de su etiquetado (algo menos de un 5% contenía ADN equino).
 Aunque no afectó a la salud de los ciudadanos, el fraude de la carne equina ha sido una de las mayores crisis alimentarias de Europa de los últimos años y ha obligado a replantear el sistema de control. "La gente cree que la comida que compra en las tiendas es segura. Y cuando hablo de seguridad alimentaria, me refiero a toda la cadena, desde el suelo en el que se cultiva un alimento hasta el empaquetado", afirma Ladislav Miko, responsable de la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea, durante un seminario sobre fraude y seguridad en este sector celebrado en Milán en el marco de la Exposición Universal 2015, dedicada a la alimentación.


 


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